La narcoguerra en el Vraem continúa de manera despiadada. Según información del propio CCFFAA, acaban de ubicar siete pistas de aterrizaje clandestinas recientemente habilitadas. La estrategia de bases militares temporales se vino abajo por problemas administrativos con serios síntomas de corrupción, mientras las sangrientas emboscadas donde nuestros soldados mueren acribillados siguen evidenciando un caos total.

* Nota original que ha sido publicada por la revista El Poder, en calidad de colaboración externa

Emboscadas y avance del enemigo

El 31 de julio último, terminando el mes patrio, una sangrienta emboscada narcoterrorista en el sector de Llochegua, Vraem (Ayacucho), acabó con la vida de dos soldados de nuestro Ejército y dejó herido a otros tres. El 31 de mayo en la zona de Huanta murieron salvajemente acribillados dos policías también a manos de narcoterroristas y, si continuamos hacia atrás, los enfrentamientos no han cesado con un saldo visiblemente negativo para nuestras fuerzas del orden. 

Foto: la república

Estas emboscadas no son hechos aislados. La lucha contra el narcotráfico en la zona se está perdiendo en todos los aspectos. Según información de inteligencia del propio Ejército, las organizaciones del narcotráfico que operan en el Vraem “han retomado el puente aéreo para el trasteo de droga hacia Bolivia”.

Esta misma información de julio del presente año, da cuenta que estas organizaciones han realizado habilitaciones de las pistas de aterrizajes clandestinas que se encuentran principalmente en los eje de los ríos Ene y Pichas. Son siete pistas de aterrizajes habilitadas, perfectamente ubicadas y que ya operan al servicio del narcotráfico.

Cinco de estas Pistas están ubicadas en el centro poblado Alto Picha, Echarate, la Convención – Cusco, coordenadas S-12°05’10.40” y 73°11’34.60”. Las otras dos se encuentran en el centro poblado de Shampintiari, río Tambo, Satipo – Junín, coordenadas S-12°3’44.04-W74°3’85.03” (Ver fotos).

Para el especialista en temas de narcotráfico, Jaime Antezana, la habilitación de estas pistas obedece a que a los narcos les había ido muy mal en cuanto a avionetas intervenidas y averiadas, sobre todo en el 2015 y se han visto obligados a trasladar las pistas por otros lados.

“El narcotráfico es una industria y como tal ven su costo – beneficio. El traslado de pistas ha sido una constante, yo he ubicado una serie de pistas que han sido habilitadas en diferentes zonas del Vraem. Estoy seguro que son más pistas que las ubicadas por el Ejército, porque la droga tiene que seguir saliendo”, nos dice Antezana.

En cuanto a las emboscadas que se vienen dando en el Vraem, el especialista señala que esto se da porque el clan Quispe Palomino ha pasado a una etapa de ofensiva en la zona, luego de un período de repliegue.

“Desde agosto del 2013 hasta parte del 2015 duró el repliegue del clan Quispe Palomino en el Vraem, porque sufrieron golpes muy fuertes en su organización, hubo capturas y enfrentamientos donde tuvieron bajas hasta llegar a la muerte de Alejandro (Se trata de Alejandro o Abel Auqui López, alias 'camarada Abel o Alejandro' y autodenominado 'Comandante General del Ejército Popular Revolucionario', abatido en mayo del 2016 por las fuerzas del orden). Pasado ese lapso de dos años y medio, han pasado a una etapa de ofensiva en un proceso de recuperación de espacios”, sostiene Antezana.

LOS AUTOGOLPES DEL EJÉRCITO

Sin embargo, los ataques no solo vienen del enemigo, en el interior del ejército las cosas andan de cabeza. Durante esa etapa de repliegue, que señala Antezana, en el 2014, como parte de una estrategia orientada a copar diversos puntos estratégicos de la zona del Vraem, el ejército decidió instalar bases militares temporales. La idea era que estas bases tomen posesión de un territorio, den seguridad al eje energético en un tiempo determinado y se traslade hacia otras, según disponga el comando.  

El proyecto incluía la compra de todo lo necesario para instalar 15 bases temporales a un costo de S/ 21’107,745. Poco más de S/ 21 millones para ganarle terreno al narcoterrorismo no parecía nada costoso así que se convocó de inmediato a un concurso internacional pues la idea era que los bienes adquiridos sean de la mejor calidad.

El proceso lo ganó la empresa colombiana Manufacturas Rosse y se firmaron tres contratos internacionales. El N° 001-2014-EP-COLEGE/UO0720 “Adquisición de bienes para la instalación de (06) bases militares temporales”, 7 de diciembre del 2014; el N° 005-2014-EP-COLEGE/UO0720 “Adquisición de bienes para la instalación de nueve (09) bases militares temporales en el eje energético”, 30 de diciembre del 2014; y el N° 009-2015 “Adquisición de material de campaña para el equipamiento de patrullas correspondiente a los Pips mejoramiento de la capacidad operativa logística del accionar de las BBCCTT en la región Vraem”.

“El proceso de compra se inició a las nueve de la mañana del dos de diciembre de 2014, en el Cuartel General del Ejército, en San Borja, y concluyó a las 16 horas del mismo día. En menos de siete horas, sin verificar si la oferta de la colombiana estaba conforme, el Comité Especial le concedió la buena pro por 14,5 millones de soles”, señala el periodista Ángel Paez en una investigación publicada en el diario La República en noviembre del año pasado.

Según esta misma publicación, la ejecución del contrato estuvo plagada de irregularidades, denuncia una grosera sobrevaloración de los bienes ofertados y una colusión entre esta empresa colombiana y el otro postor competidor (Kyung Chang Industry) para que la buena pro la obtenga Manufacturas Rosse.

El hecho concreto es que esta empresa ganó la licitación pero incumplió el contrato, tanto en plazos como en la calidad de los productos que fue entregando. Para ello, el ejército firmó una serie de adendas permisibles (cinco en total) que ampliaban los plazos para facilitarle las cosas a Manufacturas Rosse. Inicialmente la entrega estaba pactada para junio del 2015, pero la empresa incumplía los plazos y el ejército seguía firmando adendas ampliatorias.

jaime antezana

Un año después, en junio de 2016, el Coronel EP Otto Ackerman Urbina, representante del Comando Logístico del Ejército (COLOGE) y presidente del Comité de Recepción (órgano encargado de dar la conformidad a la Empresa Colombiana Manufactura ROSSE), viajó a la localidad de Venecia (VRAEM) y determinó que algunos artículos cumplían con las especificaciones técnicas, otros no cumplían y otros no habían sido completados, es decir, faltaban al momento de la recepción. Así mismo se detectó que gran cantidad de artículos eran de procedencia nacional, como cocinas Surge por ejemplo, cuando debían ser importados en su totalidad dada las condiciones del contrato internacional. El Comité no dio la conformidad en la recepción, emitiendo el informe correspondiente.

Finalmente el COLOGE, a cargo del General de Brigada Martín del Castillo Merino, decide resolver los contratos con Manufacturas Rosse el 15 de agosto de 2016, por no haber cumplido con los plazos de entrega previstos (30 de enero de 2016 con todo y ampliaciones) y por no haber renovado la Carta Fianza correspondiente.

“REUNIRSE Y VER SITUACIÓN”

Hasta aquí la historia pasa por una situación común en nuestro sistema de contrataciones. Un postor que no cumple y una institución permisiva pero que luego de tanto incumplimiento rescinde contrato. Sin embargo, comienzan a ocurrir hechos sumamente extraños.  

Previo a la resolución del contrato, en julio del 2016, el comandante general Luis Ramos Hume convocó a una reunión en la Sala Pentagonal con altos mandos del ejército. Estando todos reunidos, y ante sorpresa de los asistentes, hizo ingresar a los representantes de la empresa Manufacturas Rosse, entre ellos el controvertido David Arévalo Díaz quien, según la misma publicación de La República citada líneas arriba, “(es) conocido por su involucramiento en sospechosas operaciones”.

Lo que pretendía Arévalo era que el Ejército recibiera sus artículos observados por el Comité de Recepción para que se les pague ese contrato y prometía que, con ese dinero, iban a adquirir los artículos restantes del contrato 001-2014 que faltaban entregar. Esto debido a que no contaban con capacidad económica, explicando además que por esas mismas razones no habían renovado la carta fianza.

Las pretensiones de Arévalo no quedaban ahí. Insólitamente pedía que se cambie a los oficiales que conformaban el Comité de Recepción de Bienes, es decir a los coroneles Ackermann Urbina y Castillo Ojeda. Esto ha sido narrado hasta por cinco oficiales, de los doce, presentes en la reunión (tenemos la relación detallada).

El Comando Logístico del Ejército no aceptó tamaños pedidos, haciendo hincapié que de acuerdo a ley el contrato se realizaba bajo el procedimiento de “llave en mano”, es decir, se recibe todo o no se recibe nada.

La actitud del Comandante General Ramos Hume, posterior a la resolución del contrato con Manufacturas Rosse ha sido, por decir lo menos, extraña. Ante el pedido de la propia empresa de conciliar los tres contratos resueltos, emitió el Decreto N° 1080 de fecha 30 de setiembre de 2016 donde le ordena al Colege, de puño y letra, “Reunirse y ver situación, al término darme cuenta”.

Él sabe que un contrato resuelto conforme a ley, no tiene por qué entrar a conciliación si es que los términos del mismo, como ocurría con los firmados con Manufacturas Rosse, no lo señalaban. Sin embargo, dos semanas después, el 18 de octubre, ordena una reunión presidida por el general Víctor Nájar, Jefe de Estado Mayor, con el comandante general del Colege, coronel José Castillo y el procurador público del ejército, coronel Alfonso Araujo, intentando persuadir al jefe del Colege de firmar una conciliación con Manufacturas Rosse.

En la actualidad, la situación ha llegado hasta la comisión de Defensa del Congreso pero se puede advertir que, más allá de todo lo que se pueda encontrar investigando esta relación, por demás sospechosa, de algunos altos mandos del Ejército con representantes de esta empresa colombiana, es el soldado peruano el principal perjudicado.

foto referencial

Estas Bases Militares Temporales en el Eje energético, eran una necesidad estratégica que aseguraba el desarrollo de la mano de la seguridad. Sin duda los planificadores militares determinaron que este proyecto fortalecería esa estrategia de lucha. Ahora los Quispe Palomino han recuperado terreno en el Vraem y se encuentran en franca ofensiva, las pistas de aterrizaje clandestina se habilitan al antojo y necesidad del narcotráfico que se pasea en el Vraem como Pedro por su casa.

Si bien, aparentemente, ya no existe un compromiso con la empresa Colombiana al haber sido resuelto los contratos, preocupa la falta de capacidad del Comando del Ejército para la concreción de sus proyectos más importantes en esta lucha en el VRAEM (Eje Energético), y las consecuencias se están pagando con sangre. Claro, sangre de nuestros soldados y no de quienes desde un escritorio manejan los hilos de la institución.

* Versión Oficial
Para esta nota se pidió la versión oficial del Ejército Peruano y del general Ramos Hume. Las coordinaciones se hicieron con el general Cam, a quien le entregamos los temas tratados y luego de dos días de espera nos dijo que debíamos mandar una carta al Ejército para que ellos evalúen una respuesta. Al cierre de esta edición se hicieron los trámites y, de haber respuesta de la institución, se publicará en la segunda parte del reportaje.