Un grupo de amigos, una familia, un campeonato, un torneo obtenido y un grito que sigue siendo el mismo, veintiún años después.

Por: Ramón Espejo Castañeda

a un golpe de balón

No recuerdo quién me acomodó la pelota, creo que fue Braulio pero yo no podía dejar de mirarla. Solo pensaba en no fallar. Estábamos en plena definición por penales de la final de un torneo extenuante, que había reunido a 15 equipos de diferentes años de Comunicaciones de nuestra universidad Villarreal y nosotros, de la base 97, éramos los más veteranos. Acababa de atajarle un penal al arquero rival y me disponía a patear. He ahí el problema. Que no sé patear un penal, que mi posición en el fútbol fue de portero desde que tengo uso de razón, que me aburre cualquier otra posición que no sea el arco y, demás está decirlo, no sé hacerlo bien. Sin embargo, no me quedaba de otra, sólo quedábamos los arqueros para definir. Era el último disparo, tenía a la pelota frente a mí, a un rival dispuesto a dar la vida para pararlo y un arco que debía perforado para transportarnos al título. No podía fallar.

parados: challe, La bruja, saurio, pecora, maranga, ñol, chiquito, boris, el data
hincados: eggy, alonso, cayetana, aldo, danilo, pelayo y lennin

Atras estaba mi equipo. Compañeros con los que nos hemos criado juntos, que nos conocemos desde el año 97, veintiún años nada menos. Demás está decir que todo lo vivido se resume en una amistad incólume, que acompaña al tiempo. Escuché que me gritaban a lo lejos. No quise voltear. Estaba seguro que mis hermanos estaban atras empujando, como siempre, y yo solo sabía que no debía fallar.

el torneo

Este torneo lo organizábamos nosotros. Bueno, "nosotros" es mucho decir, lo organizó nuestro delegado John Villena, quien fue cura, sacristán y campanero para multiplicarse y sacar adelante un evento muy difícil de organizar. Cuando supimos que nuestra base lo tendría que hacer, recuerdo que John pidió apoyo de todos y no sé para qué, si él se bate solo con todo. El apoyo fue más que todo moral, y ahora que llegaba a su fin, solo quedaba dedicarle el triunfo que esta vez quedaba en mis manos, o dicho mejor, en mis pies, y yo prefería pensar solo en patear ese balón y ni imaginar en fallar.

italo perea 

El año anterior llegamos a la final contra la 2001, campeón vigente y organizador aquél entonces. Lo perdimos en los minutos finales por un error mío, a pesar que todos nos esforzamos mucho. Yo me sentía ciertamente responsable por ese resultado, así que esta vez me cobraría mi revancha. No tenía opción se fallar.

En el borde del campo observaba Maynor Freyre, ilustre profesor de Villarreal cuyo nombre llevaba el torneo, a manera de homenaje. Él había sido mi profesor, asesor de tesis, amigo, ejemplo a seguir. Junto a él, nuestro técnico José Quispe, el Data. Un intelectual del fútbol que había armado una estrategia para cada partido, porque además nos conocía tan bien a todos que no podiamos imaginar otro que nos dirija. También andaba atento su asistente Gustavo Alvarado, que veinte años atrás era casi una promesa del fútbol pero ahora prefiere disfrutarlo por tv, la bohemia, la buena vida. "La bruja" es pieza clave en la estructura amical del grupo. En su casa recibe a la gente a ver fútbol, beber, conversar, reír, pero le falta una copa, si la ganamos algún día, él tendría que llevársela, habia pensado yo alguna vez. Ni hablar de fallarle a la bruja.

braulio toledo

El ambiente era propicio. La expectativa por el torneo había logrado reunir a 15 equipos de casi todas las promociones de la Universidad, desde 1997 hasta 2013. Fue un problema para John armar un torneo que dure un día y que tenga más de 200 participantes. Yo no sé en qué momento se volvió este trofeo tan deseado. Hace dos años apenas, Moisés Benites tuvo la idea de organizarlo, antes había creado un grupo en Facebook solo para comunicadores villarrealinos, y al poco tiempo hizo la primera convocatoria a un evento deportivo. Aquella vez no participamos. Fue en su segunda edición que decidimos hacerlo, habida cuenta que recordábamos haber jugado bien en nuestra juventud, dos décadas atrás.

la previa

Teníamos en el recuerdo un campeonato de cachimbos y un subcampeonato posterior. Luego de eso no volvimos a jugar más. Bueno, será motivo. Nos juntamos como quien no quiere la cosa y llegamos a la final, donde perdimos ante el campeón vigente que, a costa de nosotros, se proclamaba bicampeón. Nos quedamos así, con la sangre en el ojo.

juan bernaola

Esta vez, en su tercera edición, lo organizamos nosotros, nuestra base 1997, y teníamos en John a la persona que haría posible un campeonato cuya organización tendría que ser impecable. Sólo que ahora eran quince equipos, quince!! Todos más jovenes, diferencias de hasta casi veinte años y que también se iban juntando, entrenaban, completaban sus nóminas con chicos de otras promociones.

christiam bayro

Otro problema. En el torneo anterior, Harry Sánchez fue nuestro mejor defensa, rápido fuerte, anticipaba bien. Pero ahora estaba lesionado y era una baja. Por suerte Italo Perea había regresado. Lo recordábamos un defensa serio y Data siempre lo pedía, quería tenerlo en sus filas y ahora "Maranga" estaba ahí, había asistido a todos los ensayos previos y agarraba ritmo. Si los equipos de fútbol se arman de atrás para adelante, ya íbamos por buen camino. Otro problema era el físico. Eramos muy pocos y no teníamos muchas variantes. La final anterior la perdimos por eso. No teníamos banca. Juan Bernaola era un compañero al que no recordábamos precisamente por su desempeño futbolístico. Es hoy profesor de la Villarreal y cuando lo vimos jugar en una pichanga nos sorprendimos. Quitaba reciamente, con fuerza, destruía al medio, no tenía miedo en enfrentar a nadie, sin duda era un aporte que iba a sumar. Data lo puso fijo a "Chiquito". Una tranquilidad que teníamos era que Braulio Toledo había sido el mejor jugador del torneo anterior y era nuestra mejor carta. El Data lo tenía inamovible, un pelotero bravo, goleador, fuerte, con criterio y con unos misiles telediirigidos que salían de su pierna derecha. Temido por todos pues en torno a él fue que llegamos a esa final anterior, "Eggy" era fijo y estaba óptimo. Otro gran jugador que teníamos era Danilo, rapidísimo por derecha, pasa cuando quiere y tiene definición. Lo malo es que luego de aquél torneo lo operaron de la rodilla, estaba en recuperación pero no llegaba bien. Igual podía jugar y eso era importante. Cesar Herrera era goleador de épocas pasadas y hoy, con menos velocidad, aportaba experiencia y criterio al medio campo. Data lo tenía como polifacético, podía jugar incluso de defensa y no desentonaba. Además es un jugador que no baja los brazos y siempre está concentrado. Por el otro lado andaba Jhovert, que también pasa por buen momento y hacía los llamados "goles sorpresa", cuando menos lo esperas el "pécora" vacuna. Alex Solano era el otro defensa recio, nunca hubiera querido jugar contra él. Pega duro, no lo pasas fácilmente y si lo haces sabes que algo te va a doler. Por ese lado también había seguridad. La base estaba. Pero éramos muy justos, no había más.

jhon villena y danilo riveros

boris siancas

alex solano

cesar herrera

jhovert guevara

Luego del sorteo de equipos, cuando ya sabíamos que nuestro grupo era el más difícil porque reunía al campeón, al sub campeón y a la única fusión del torneo, recibí una llamada. Era una voz joven, un chibolo. "Me llamo Lenin - me dijo - mi compañero Aldo y yo queremos jugar para ustedes". De inmediato lo citamos a la pichanga de los miércoles y nada, eran unas saetas. Veloces, fuertes y aguerridos. Increíble, lo que necesitábamos. El último en sumarse fue Boris, de una base mayor que nosotros, vino al último entrenamiento y convenció al Data. "Boris está bien, la conoce", me comentó y con eso cerró la nómina. Estaba todo listo. Esta vez no íbamos a fallar.

fase tras fase, y desenlace

La primera fase fue complicada. Estuvimos a punto de quedar eliminados. El primer partido lo ganamos y en el encuentro contra el campeón, empatamos. Esos resultados estaban dentro de los planes del Data. Él ya había previsto que eso podía pasar. Era un clásico y neutralizamos bien a su mejor hombre, "el chorri", pero en la única que tuvo se hizo un espacio en la marca de "chiquito" Bernaola, lo sacó con el brazo, giró y la clavó abajo. Lo empatamos con un golazo de Aldo, que traslada y se lleva a tres para clavarla arriba. Pudimos ganarlo, creo, pero el empate no nos venía mal. Sólo había que ganar los dos siguientes y estábamos adentro. Esta vez solo clasificaba uno por grupo y el mejor segundo de los tres. Contra la "fusión 98-99" fue el problema. Un partido enredado, desordenado, no parecíamos los mismos que veníamos jugando juntos. Eggy no estaba, se había lesionado. Todo se ponía cuesta arriba. Seguíamos jugando mal, imprecisos, perdidos, sin reacción. La claridad nunca llegó y empatamos a cero goles. Al salir escuché renegar por primera vez a César. Yo también estaba molesto. Parecía que nos habíamos olvidado de jugar. Data se me acercó luego, tranquilo, me dijo que para el siguiente partido iba a hacer cambios. Los hizo y funcionaron. Ganamos 4-0 y esperábamos un milagro. Este se dio. Increíblemente la 2002 le empata a la 2001 y ese resultado nos pone primeros por diferencia de goles. A semifinales. La historia vuelve a empezar.

Por sorteo nos toca la 2004, un equipazo. Vestían de Argentina. Qué partido duro. Nos tuvieron siempre pero ya éramos nosotros. Los cambios funcionaron. Era nuestro juego. Nos cobran penal en contra y lo pude atajar porque "la bruja" me indicó desde afuera a qué lado debía jugarme. La gente se levantó. Lenin se escapa, una jugada que le queda larga, llega, saca un disparo abajo y a cobrar. Uno a cero y aguantar con éstos que estaban por todos lados. Qué partido difícil, no sé cómo lo ganamos, o sí sé cómo: jugando como en los entrenamientos, como sabíamos, con la solidaridad que tenemos, con garra, sufriendo vamos a la final.

Esta final fue contra la 2003, que vestía de Italia. Casi empezando nos volvimos a descuidar y nos meten el primero. Nos fuimos con todo. "Pécora" mete el empate. El de los goles sorpresa, lo volvió a hacer. Luego todo fue nuestro pero por esas cosas del fútbol, no llegó el triunfo. Acaba el partido empatados a uno y a penales, ni modo.

aldo flores

Todos patearon y todos metieron. Diez penales inapelables. "Ahora los arqueros", dijo el árbitro. Lo veo ansioso a mi enemigo, con ganas de fusilarme. De hecho eso quería hacer, así que decidí que me tiraba al lado donde le podía pegar más fuerte. Adiviné. Ahí metió el cañonazo y con las dos manos la pude desviar. La gente gritaba y yo miraba el suelo pensando que ahora me tocaba patear a mí, que no sabía ni cómo pararme. Eggy fue quien me acomoda la pelota, ya lo recuerdo. Yo no quise mirar el arco. Había silencio y algunas arengas. Solo esperaba el silbato del árbitro, ya sabía dónde le iba a pegar. No pensaba en nada. Ni en mis hijitos que fueron a verme, ni en mi rodilla, ni en la copa, ni en mis amigos, no pensaba en nada. Solo veía esa pelota y quería pegarle. Cuando sonó el silbato fui corriendo, ahora te voy a pegar. No podía fallar, por todo lo dicho, por todo lo vivido. Y no fallé.

ramon espejo

Lo demás no lo recuerdo en orden. Abrazos, gritos, Christian Bayro gritando que viva la 97, el profesor Maynor premiándonos, la gente cantando, abrazados todos, y ya lo ves, y ya lo ves, somos campeones otra vez, después de 21 años, somos campeones otra vez. En la distancia está el gusto. Este, tiene un gusto especial. El añejo, el que se saborea mejor.

lennin correa